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Discurso completo para el New Year Brunch 2014.

25.01.2014 18:48

Pechakucha NYB´14:

Trabajar haciendo felices a los demás -respetando nuestro planeta-, es mi estilo de vida y un proyecto continuo de preparación laboral.

En la actualidad, el ámbito artístico se resiente por la supina necesidad de innovación, de transgredir o de inventar desde cero: tanto lenguajes plásticos como técnicas artísticas. Esto es fruto de una notoria demanda desbocada de recursos teóricos, que tiene mucho que ver con la publicidad y el mercado en general, no solo del arte. Hecho que –reconozco-, no es nada fácil de darse cuenta.

Decidí por ello -hace mucho tiempo-, acentuar las ideas que nos aportan reflexión, sencillez y humanidad. Esto es así, para contrarrestar el incesante bombardeo de imágenes, información y respuestas pseudocomplejas al que nos vemos sometidos de modo constante.

Siempre he pensado que el posmodernismo se ha sustentado en una base de mentiras hacia la sociedad y el público en general. Sobre todo, el ramal que parte desde el arte pop junto con el expresionismo abstracto americano. Porque, además que no aportan cualidades reflexivas verdaderas en el arte y por ende al público, fueron financiadas por el Estado –principalmente- para impedir que se introdujeran los ideales comunistas y marxistas en la sociedad americana y el mercado de aquella  época. Después de haberse refutado esto con documentos y diversas publicaciones, decidí convertirme en un pequeño granito de arena sumando mi trabajo al tipo de arte no sensorial, es decir, al arte que te hace pensar.

En esta línea, encontré a Marcel Duchamp. Para mí, resulta ser el verdadero paradigma del artista que crea arte sin desear ser artista. Una suerte de ser reflexivo, que sólo por su mera existencia y trabajo, ya nos hace plantearnos serias dudas sobre cómo funciona nuestro entorno y por qué esto es así.

Para el NYB´14, en la Casa de la Provincia de Sevilla, traigo algunas obras que deben mucho al sentido retórico de Duchamp. Vemos la “Mujerola”, que en español suena como a “mujerzuela” o “cacerola”, pero en realidad no existe traducción o palabra compuesta en nuestro idioma. Quizás, en inglés se podría traducir como una especie de súper-heroína “Wave-Woman”. Aunque si bien es cierto, que lo más cercano sería decir que estamos viendo una mujer-ola. Que en contraposición material a lo liviano y flexible del agua, la obra está hecha en resina epoxi con carga de polvo de bronce, lo cual aporta una resistencia y una durabilidad bastante considerables.

También se proyecta el “San Sebastián in progress”. Un fragmento de mártir asaetado, que siempre se repite en el tiempo. Está plasmado de hecho “en proceso” porque nunca se acaba su martirio. No nos imaginamos al santo ya muerto o libre. En nuestro imaginario colectivo, los mártires siempre los vemos representados en ese proceso de martirio o con las armas que le causaron un sufrimiento enorme. Intento preguntarme si esto es necesario hoy día y por qué –la religión cristiana-, debe tener ese sufrimiento, ese dolor, tan presente de forma continua. De esta forma, entiendo que se pueden crear objetos artísticos relacionados con la religión, sin caer en la provocación gratuita.

Después, se proyecta el “Hombre-escalera” o “Hombre subiendo una escalera”, en plantillas y alambres de acero, hierro con patinados terrosos. En este trabajo, probablemente haya insertado mis fuertes dolores de espalda, provocados por una pequeña cojera y problemas de circulación en las vértebras. Supone también un recuerdo de esfuerzo reiterativo porque duermo en una tercera planta y tengo que subir y bajar continuamente a lo largo de la jornada. La obra está en movimiento perpetuo, porque siempre tengo que estar cambiando de sitio o de postura ya que -en reposo-, me duelen las piernas, la espalda y el cuello. A la vez, el hecho de moverme, ayuda a poder pensar mejor.

Esta última obra tiene su origen más patente -debo que recalcar-, en la pintura de “Desnudo bajando una escalera” que pintó Duchamp en torno a 1912. Y mientras casi todos esperaban que proyectase dicha imagen, se proyecta otra distinta –no solo para llevar la contraria sino porque es menos conocida que el urinario-, que personalmente es una obra me gustaría revisaran profundamente, es “El gran vidrio” también de Duchamp pero en 1923. No puedo evitar mi entramado de historiador del arte, pero me parece razonable explicar el origen directo de mi trabajo sin dejar demasiados flecos sueltos a interpretación. Porque de transformar algo sin valor en oro ya se ocupa la alquimia de la crítica.

Además de todo este maremágnum reflexivo, me interesa llevar a colación el uso de materiales reciclados en el panorama artístico.

Para esta ocasión, decidí mostrar una idea que me ha estado rondando por la mente desde hace tiempo. Esto es, fabricar objetos artísticos a partir de material reciclado y degradable. La idea nació con el nombre “MOM”, que suena al traducir “madre” o “mami” en inglés pero que dista mucho de su significado original: Mortero Orgánico Moldeable.

Es una manera especial de integrar la vegetación y los materiales reciclados en la materia física del objeto artístico. Algo distinta –aunque visualmente bastante aproximada-, de las soluciones populares que estamos acostumbrados a ver en tiendas: los muñequitos de semillas con medias a los cuales se les añaden ojos, bocas, etc. Cuando se riegan, les crece “pelo”, (césped). Pues el mortero tiene una cualidad parecida a esta que comento.

Asumiendo algunas ideas ya establecidas, con materiales reciclados, en el campo de la construcción cuyo origen está en el norte de Europa y Latinoamérica, he pensado en algo que pueda usarse como revestimiento, incluso como material artístico en sí mismo.

Algo parecido al Puppy de Jeff Koons en el Guggenheim de Bilbao, aunque en ese particular se trate de una estructura metálica, una turba o tierra y luego se coloque un manto geotextil en el cual se van incorporando las plantas dentro de los agujeros. Esta obra en concreto, ha sido diseñada para perdurar, mientras que el Mortero Orgánico Moldeable no tiene otra finalidad más que desintegrarse al cabo del tiempo.

La obra de arte a partir de MOM, nace de la naturaleza y acaba en ella. Sin más testimonio o prueba que el concepto por el cual se había creado.

Su composición es muy variada. Pero fundamentalmente radica en: productos calcáreos, residuos orgánicos vegetales y semillas. En la mezcla se pueden ver componentes como: yeso, fibras de hojas secas, hierba seca de parques, residuos de té, café, etc. Con una variedad casi infinita, que aporta diferentes texturas y colores a la mezcla.

El MOM, estabiliza el ph del suelo excesivamente ácido, adaptándolo progresivamente para el cultivo, incluso, supone un aporte positivo para éste, enriqueciendo la variedad de residuos orgánicos y minerales que nutren a las plantas alrededor de la ubicación de la obra de arte.

Mientras los agentes externos van erosionando y descomponiendo el MOM, las semillas del interior de éste van germinando o sirven de alimento para aves. Con todo ello, el trabajo artístico no solo cumple una función conceptual y estética para la cual se había creado en origen, sino que además, ayuda al medioambiente. La obra de arte se transforma en un micro-ecosistema y fuente de recursos medioambientales.

MOM es un nexo positivo entre: sociedad, arte y entorno. A mi modo particular de entender el mundo y el mercado, es un modo honesto y alternativo de crear arte.

Este proyecto lo dedico a mi madre.

Muchas gracias.

El Blog de Ramón Cubiles Robles.

21.03.2013 11:50

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